Artículos

 

22-11-2004

The Screamin´Cheetah Wheelies, injustos desapercibidos



Aprovechando que en el 2004 hemos recibido la visita de Mike Farris, en primer lugar, y de su banda, los Screamin' Cheetah Wheelies para actuar en el Azkena, posteriormente, hemos convenido realizar una retrospectiva de una de las bandas más grandes, a la par que olvidadas, del reciente rock and roll americano.

Hay grupos que parecen haber sido tocados por algún tipo de varita mágica que convierte en éxito cualquier trabajo o canción que realizan, y otras que no. A este último grupo, sin duda, pertenecen los Screamin' Cheetah Wheelies. Y lo más triste del asunto es que estamos hablando de una de las mejores bandas que han dado los States en los últimos 25 años, y eso, lo hace todo un poco más incomprensible. Con una discografía corta pero apabullante, la banda de Nashville se ganan el derecho a ocupar un lugar preferente entre tus grupos favoritos.

Todo se inicia cuando en 1993, Mike Farris, Bobby Watkins, Rick White, Steve Burgess y Terry Thomas deciden que en Nashville se puede hacer algo más que country y publican “The Screamin’ Cheetah Wheelies” donde nos ofrecen la combinación de rhytm’n’blues, rock and roll y soul marca de la casa. El disco es una presentación impecable que demuestra que, con una banda tan potente, y un cantante como Mike Farris se puede llegar a cualquier parte. Este tipo merece una mención especial. Con una garganta absolutamente privilegiada y un feeling fuera de lo normal, Farris, es heredero directo de las grandes voces negras de Otis Redding, Sam Cooke o Wilson Picket, y eso no es moco de pavo. Este primer trabajo es crudo, feroz y de una calidad indiscutible. Temas como “Sister Mercy”, “Show Burn” o “This is the time” los acercan al sonido de clásicos sureños como los Allman Brothers y otros como “Shakin the Blues” encaminan su sonido hacia un hard rock setentero, pero es en el himno “Ride the tide” donde se demuestra todo el potencial de la banda. Si has tenido la suerte de estar en alguna de las últimas apariciones de Farris o de su banda por nuestras tierras, seguro que no has podido evitar cantar ese tema a grito pelado. Quizá no sea el mejor tema del disco, pero desde luego es el que reúne todas las características principales de la banda.

Tras unas ventas aceptables y que prácticamente no volverían a repetirse en su carrera, los Wheelies fichan a Michael Barbiero como productor y facturan en 1996 uno de los mejores discos de la década, “Magnolia”. El álbum es espectacular de principio a fin y la lista de grandes temas es interminable, desde “Blacwoods Travellin’”, tema con el que se inicia, con una harmónica exquisita y la carismática voz de Farris envolviéndolo todo, hasta el final con la lenta “You are” todo es perfecto. ¿Quién puede competir con temas como “Hello from Venus”, “I found love” o “Magnolia”? La banda está perfecta y además cuentan con la colaboración de Warren Haynes que acaba de dar el toque de gracia a unas composiciones impecables. Un disco 10, que a pesar de todo, no consiguió las ventas que merecía.

El siguiente paso de la banda se produce en 1998 cuando publican “Big Wheel” que, lejos de ser una continuación de “Magnolia”, supone un regreso al sonido más crudo de su primer trabajo. El hard rock se hace más evidente y el soul menos, en unas composiciones que, siendo grandes temas, se alejan de la brillantez compositiva del disco anterior. “Boggie King” o “Right place wrong time” son grandes composiciones, pero la banda parece haber perdido la frescura de los discos anteriores y una sensación de resignación recorre el sonido del álbum.

A pesar de todo, los Wheelies siempre han tenido un número de seguidores incondicionales que sí han sabido reconocer la calidad de la banda más allá de su mayor o menor comercialidad. Quizá para ellos, el gruporealiza en febrero de 2000 un concierto en el que repasan tema a tema (con pequeñas excepciones) los dos primeros álbums de su carrera para demostrarse como una maquina demoledora de rock and roll. Publicado como “Live Volumes 1 & 2” esta actuación recoge unos músicos en estado puro que simplemente piensan en agradar a los congregados en aquel concierto. Pero como no podías ser menos, en el 2002 se publica “Shakin’the Blues” que hace lo propio con el “maldito” tercer disco reafirmando que las canciones que contenía no eran, ni mucho menos, deshechos, sino que, quizá el único problema es que veníamos de algo tan selecto como “Magnolia” y las comparaciones son odiosas. Completando los temas del álbum, Farris y los suyos nos obsequian con espléndidas versiones de “Little red rooster” de Willie Dixon (me atrevería a decir que es la mejor versión que se ha realizado de este clásico del blues), “High time we went” de Joe Cocker y “Right place wrong time” de Dr. John. A pesar de ser un disco difícil de encontrar, puedes adquirir un símil editado por la propia banda bajo el nombre de “Lamanamanumi”.

¿Y qué va a ser de estos tíos? Pues sólo cabe esperar que puedan seguir tocando, simplemente eso. Todo el mundo anda preocupado por la posible reunificación de los Black Crowes, pero, quizá, la mejor noticia para el Rock and Roll de ascendencias sureñas sea que los Screamin'Cheetah Wheelies sigan ahí. Este año, por fin se ha distribuido en España el disco en solitario de Farris (comentado en la sección de discos), él ha venido en solitario para una serie de acústicos, y la banda al completo ha luchado por reinar en el Azkena Rock. Mucho más no le podemos pedir al 2004, tan solo que no nos olviden, porque nosotros no lo haremos con ellos.

Autor: Eduardo Izquierdo

Bookmark and Share